Arabia Saudita pisa fuerte: computadoras cuánticas, chips de Nvidia y alianzas tecnológicas
Hace unas semanas publicamos un artículo donde comentábamos el posicionamiento de los Emiratos Árabes Unidos como aliado tecnológico de Estados Unidos en Medio Oriente. Sin embargo, desde esa publicación hasta la fecha, su extenso vecino Arabia Saudita parece haberse posicionado como un fuerte competidor tecnológico en la zona. No solo también con alianzas con EE.UU., sino con anuncios de innovación tecnológica y otras alianzas multilaterales, que lo colocan en un lugar privilegiado y estratégico.
Arabia Saudita pone en marcha la primera computadora cuántica industrial de la región
El vasto país de Medio Oriente, acaba de marcar un antes y un después en la carrera tecnológica regional. La estatal Aramco, junto a la compañía francesa Pasqal, desplegó la primera computadora cuántica del Medio Oriente diseñada para aplicaciones industriales. El equipo, ubicado en el centro de datos de Aramco en Dhahran, puede controlar 200 qubits organizados en arreglos bidimensionales programables, lo que lo convierte en el sistema más potente desarrollado por Pasqal hasta la fecha. Aunque las compañías no detallaron aún los casos de uso concretos, este paso coloca al país en una posición privilegiada dentro de un sector que puede transformar industrias enteras.
El anuncio se enmarca en la “Visión 2030” del país, que busca diversificar su economía más allá del petróleo, impulsando sectores estratégicos como la inteligencia artificial, los centros de datos y la innovación tecnológica. Hasta ahora, en la región se habían visto iniciativas cuánticas más asociadas a la investigación académica y gubernamental, pero no enfocadas directamente en la industria. Con este movimiento, Arabia Saudita se suma a la competencia por el futuro cuántico, al tiempo que abre la puerta a avances en áreas como energía, salud, finanzas y optimización de cadenas de suministro.
Luz verde: Nvidia podrá exportar chips a Arabia Saudita y el primer cliente será Elon Musk
El pasado 19 de noviembre, el Departamento de Comercio de Estados Unidos aprobó la venta de chips avanzados Nvidia Blackwell (GB300) a dos compañías estatales de inteligencia artificial: Humain (Arabia Saudita) y G42 (Emiratos Árabes Unidos). Cada una de estas empresas podrá adquirir hasta 35.000 unidades, por un valor estimado en alrededor de 1.000 millones de dólares.
La aprobación de estas exportaciones incluye exigentes requisitos de seguridad e informes. Este giro refleja un cambio en la postura estadounidense frente a la exportación de tecnología sensible, y representa un respaldo significativo a las ambiciones de Arabia Saudita y los EAU de desarrollar infraestructura avanzada de IA, integrándose en el ecosistema global.
Además, se confirmó que el país construirá un centro de datos equipado con cientos de miles de chips de Nvidia, y ya tiene su primer cliente: xAI de Elon Musk usará la infraestructura, como su primer despliegue a gran escala fuera de Estados Unidos.
Arabia Saudita no se limita a Occidente: amplía sus alianzas hacia Rusia
La próxima realización de INNOPROM 2026 en Riyadh, a principios de febrero del próximo año, marcará una “importante asociación” entre Arabia Saudita y Rusia. Y así mismo lo presentó nada más y nada menos que la agencia de noticias estatal rusa TASS. En plena intensificación de su apuesta tecnológica y económica, el país se abre a una colaboración industrial profunda con Rusia. Según expertos, este tipo de exposiciones ofrecen el contexto ideal para construir relaciones directas, basadas en confianza personal y contacto directo. Para Arabia Saudita, esta apertura implica moverse hacia un rol más multilateral en medio del tablero global.
Lo que hace especialmente curioso esto es el contexto geopolítico actual. La colaboración con Rusia, reconocida por sus capacidades en áreas como digitalización pública, ciberseguridad y sistemas no tripulados, representa para los círculos de negocios saudíes una oportunidad. Una forma de equilibrar influencias externas con nuevos socios potenciales en sectores de alta tecnología. Es decir, Arabia Saudita no se limita a diversificar su economía, también diversifica sus alianzas estratégicas. De aprobarse iniciativas y proyectos concretos surgidos en INNOPROM, Riyadh podría consolidarse como clave en cooperación internacional tecnológica, como resultado de una diplomacia de múltiples frentes.


